Esta semana han vuelto las obras al Castillo de Sarracín de Vega de Valcarce para tratar de hacer resurgir de sus escombros la fortaleza que un día fue. La Junta de Castilla y León ha adjudicado en 50.000 euros el nuevo paquete de medidas urgentes de consolidación para dar seguridad en el interior de la fortaleza y posibilitar que ésta sea visitable.
El procedimiento de contratación ha sido por contrato menor a la oferta más barata de las tres presentadas. La dirección de obra correrá a cargo de Nicolás de Caso y Asociados SAP por 998 euros sin IVA y ejecutarán los trabajos dos empresas, gracias a una inversión de 49.247 euros con IVA.
“Lo que se va a hacer en esta fase es recrecer la muralla con piedra del propio castillo, consolidar elementos que faltaban y colocar una plataforma en madera de iroko sobre el aljibe y los elementos que puedan presentar peligrosidad”, explicó a este medio la alcaldesa de Vega de Valcarce, María Luisa González.
El objetivo, convertir la fortaleza en visitable a corto plazo con la mirada puesta en un proyecto más ambicioso: ir haciendo de Sarracín un punto turístico de referencia para el visitante y poder cobrar entrada. Este bucle de retroalimentación aseguraría inversiones de mantenimiento y mejora que a su vez propicien la llegada de más turistas.
En los últimos años el castillo ha ganado en popularidad y hay quien ya lo visita “por su cuenta y riesgo”, valora la regidora del municipio berciano. Será con la llegada del buen tiempo, a partir del verano, cuando el Consistorio plantee una batería de iniciativas turísticas y culturales más potente, entre las que se barajan la puesta en marcha de visitas guiadas.
Historia del castillo
El castillo de Sarracín se levantó en el siglo XIV por a la familia García Rodríguez de Valcarce. Un linaje de gran importancia, ejemplo de la nobleza ‘magnaticia’ en el Bierzo, que desde el siglo XIII desempeñó una notable influencia en el entorno de los pueblos de Friera, Ambasmestas, Valcarce, Aguilar y hasta Toral de los Vados -según recoge el estudio de la investigadora María del Carmen Gómez Bajo-, así como su vinculación al monasterio de Santa María de Carracedo y, en menor medida, con el de San Francisco de Villafranca.
La propiedad de la fortaleza pasó después a manos del Conde de Lemos, siendo entonces atacado por el movimiento ‘Hermandino’ en la segunda mitad del siglo XV. La fortaleza resistió la ofensiva, pero después, tras luchas sucesorias por la posesión del condado de Lemos, terminó incorporándose al marquesado de Villafranca, al que perteneció durante varios siglos hasta que sus herederos, los marqueses de Peñarramiro, lo donaron al estado en 1973. Finalmente el Estado lo cedió al Ayuntamiento de Vega de Valcarce, su propietario actual.