Castilla y León acaba de finalizar un año especialmente benevolente en materia de incendios forestales, con un balance durante los doce meses del año de 909 fuegos que han calcinado una superficie total de 2.628,37 hectáreas. Se trata de un 53 por ciento menos de incendios respecto del promedio de la última década, que fue de 1.914 fuegos, con una reducción de la superficie forestal afectada del 87 por ciento respecto a la superficie media quemada desde 2008, que fue de 19.916,45 hectáreas cada año.
Según datos de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente recogidos por Ical, del número total de incendios el 71 por ciento (649 fuegos) fueron conatos, es decir, con menos de una hectárea afectada; y el 29 por ciento restante superaron la hectárea calcinada (260 en total). Especial mención hay que hacer en 2018 al único gran incendio forestal registrado en la Comunidad, que son aquellos que superan las 500 hectáreas, y que tuvo lugar el 12 de mayo en Santa Colomba de Curueño (León), al parecer con un origen intencionado, y que dejó un balance de 645 hectáreas afectadas, en su mayoría de matorral y monte bajo.
Este gran incendio supuso el 74 por ciento de la superficie calcinada a lo largo de todo el mes de mayo en la Comunidad, cuando ardieron 865,94 hectáreas en 68 fuegos contabilizados, en el que fue el peor mes del año. En mayo se duplicó la superficie afectada respecto al segundo peor mes del año, que fue julio, con 404,79 hectáreas en 94 incendios; y septiembre, con casi 350 hectáreas repartidas en 144 fuegos.
Desde la finalización de la temporada alta de incendios, el pasado 31 de octubre, el número de fuegos apenas ha sido de una docena de escasa entidad en toda la Comunidad. En aquel momento, el consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, que compareció a petición propia en las Cortes para hacer balance de la campaña, ya tachó el desarrollo de la temporada como “excelente” con “el mejor año de la serie estadística de Castilla y León desde 1984”.
Aunque las condiciones meteorológicas en 2018 fueron muy favorables y contribuyeron en gran medida a la reducción de estos datos, el consejero aludió también a la importancia de la concienciación social para alcanzar estas cifras, sobre todo teniendo en cuenta que tanto en agosto como septiembre se registraron temperaturas por encima de los valores habituales, además de que las precipitaciones, muy abundantes durante la primavera, fueron escasas en los meses más cálidos. Y todo ello sin olvidar el trabajo del operativo que participó en las tareas de extinción de incendios, fue de casi 4.700 efectivos.
Respecto a los últimos años, tanto la superficie afectada por el fuego durante 2018 como el número de incendios registrado fue también muy inferior, incluso respecto a los menos virulentos, que fueron 2014, cuando se calcinaron casi 5.000 hectáreas en 1.386 incendios forestales; o el año 2010, cuando la superficie afectada superó ligeramente las 8.900 hectáreas, fruto de 1.173 fuegos. Por el contrario, los años más dañinos de la última década fueron 2012, con 43.557 hectáreas afectadas en 2.603 fuegos; y 2017, con 39.600 hectáreas repartidas en 2.668 incendios.
Provincias
Por provincias, León aglutinó un año más hasta el 52 por ciento de la superficie calcinada a lo largo de todo el año en la Comunidad, con casi 1.400 hectáreas de las 2.628 totales, además de que fue la que más número de incendios sufrió, con 203, seguida de cerca por la provincia de Zamora, con 198, donde la superficie total que se vio afectada por el fuego durante el año pasado fue de 609 hectáreas.
Salamanca fue la tercera provincia más afectada por el fuego durante el año pasado, con 278 hectáreas quemadas en 161 incendios, seguida por Ávila, con 211 hectáreas en 118 fuegos. En el resto de provincias, la superficie afectada estuvo muy por debajo del centenar de hectáreas a lo largo de todo el año, con 67,1 en Burgos (69 fuegos); 38,6 en Palencia (40 fuegos); 21,2 en Valladolid (50 incendios);