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Castilla y León, donde más se paga por el impuesto de donaciones y la segunda por el de sucesiones

Mañueco anunció durante la moción de censura que el próximo Pleno de las Cortes debatirá la supresión de la fiscalidad por una herencia
Pleno de las Cortes de Castilla y León / M. Chacón

 

Castilla y León es la comunidad, junto a Extremadura, donde más se paga por el impuesto de donaciones mientras que es la segunda con la fiscalidad más elevada en el caso del tributo de sucesiones, solo por detrás de Asturias. Un impuesto que el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, anunció el pasado lunes durante la moción de censura presentada por el PSOE contra el Ejecutivo autonómico que se debatirá la supresión de la fiscalidad por una herencia en el próximo Pleno de las Cortes, que fue un compromiso del acuerdo de Gobierno entre el Partido Popular (PP) y Ciudadanos (Cs).

El Consejo General de Economistas de España presentó hoy el estudio ‘Panorama de la fiscalidad autonómica y foral 2021’ que recoge el desarrollo de la capacidad normativa de cada Comunidad, respecto al IRPF, Impuesto sobre el Patrimonio, Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, e Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados.

En concreto, el informe elaborado por el registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF) y consultado por la Agencia Ical compara los tributos de todos los territorios de España y concluye que Castilla y León es la segunda comunidad donde más se paga al recibir la donación de un padre. En concreto, pone el ejemplo de un soltero de 30 años hereda bienes de su padre por un valor de 800.000 euros, de los que 200.000 euros corresponden a la vivienda del fallecido, que en Castilla y León deberá pagar 81.018 euros en concepto de impuesto de sucesión, solo por detrás de los 103.135 euros de Asturias. Esta misma persona en Andalucía, Cantabria y Galicia no tributa nada mientras que en Murcia, Extremadura y Madrid sería menos de 2.000 euros.

En el caso del impuesto de donaciones, esa misma persona que recibe bienes por el mismo importe deberá hacer frente a un tipo del 34 por ciento y abonar a la administración autonómica un total de 200.122 euros, la misma cantidad que en Extremadura. A continuación, están Aragón (177.706 euros), Asturias (176.700 euros) y Valencia (171.012 euros).

En el lado contrario, se sitúan Cantabria donde no sería  necesario pagar un solo euro al no existir el impuesto de sucesiones, seguido de los 2.000 euros en la Comunidad de Madrid y los 2.081 euros en Murcia y Andalucía.

Armonización

A la vista de estas importantes diferencias en los impuestos propios, el Consejo General de Economistas aboga por contar con un “patrón común” para el establecimiento de tributos que graven el mismo objeto imponible, pues cada autonomía establece el impuesto de un modo diferente, en muchos casos para hacer tributar al mismo hecho imponible. “Se podría proceder a una armonización de los tributos propios que contemplara los principales elementos configuradores del tributo”, subrayó.

En todo caso, los economistas reconocen que, desde hace tiempo, se produce una competencia fiscal a la baja en el impuesto sobre sucesiones y donaciones cuando los contribuyentes son familiares cercanos del causante o del donante.

35 euros de recaudación por habitante

Los ingresos por impuestos propios y por habitante en España eran en 2015 de 50,9 euros y esta cantidad ha aumentado en 2019 hasta los 61,7 euros, con diferencias muy notables entre autonomías. No en vano, mientras que estos impuestos propios en Canarias supone 231,2 euros en Canarias y 188,7 en Baleares suponen 188,7 euros, en Castilla-La Mancha o Madrid no llegan a los diez euros. Según los datos consultados por Ical, Castilla y León también se sitúa por debajo de la media, con una recaudación de 35,2 euros por habitante. La recaudación por impuestos propios es el 2,1 por ciento de los ingresos tributarios de las autonomías.

La comparativa con el impuesto sobre la renta de personas físicas (IRPF) demuestra que Castilla y León está entre los territorios con el impuesto más bajo. Tomando como referencia a un contribuyente soltero y sin hijos con edad inferior a 65 años y sin discapacidad ni ninguna otra circunstancia personal que pudiera darle derecho a deducción estatal o autonómica, que  no obtiene renta alguna diferente a la que proviene del trabajo personal, la Comunidad es una donde menos se paga si esa persona cobra 16.000 euros anuales (887,78 euros), ligeramente por encima de la que está a la cabeza que es Canarias, Madrid y La Rioja (864,41) y muy lejos de los 1.179 euros que debe abonar esa persona en Navarra.

Si el sueldo anual asciende a 30.000 euros, en Castilla y León hay que abonar 4.880 euros, un poco por encima de los 4.793 euros del País Vasco y muy inferior a los 5.102 euros de Cataluña.

En cuanto al impuesto sobre transmisiones patrimoniales y actos  jurídicos documentados, en la modalidad de transmisiones patrimoniales, la Comunidad se sitúa en la media ya que un castellano y leonés debería abonar 12.000 euros al vender una vivienda de 150.000 euros, por encima de los 9.000 euros de Madrid y Navarra y por debajo de los 15.000 euros en Cantabria, Cataluña, Galicia y Valencia. En el caso de una vivienda vendida por 450.000 euros, en Castilla y León hay que abonar 40.000 euros frente a los 27.000 euros de Madrid y Navarra y los 45.000 euros de Cantabria, Cataluña, Galicia y Valencia.

Este mismo tributo pero en la modalidad de actos jurídicos documentados como la escrituración de la adquisición de un inmueble nuevo de 150.000 euros, que no vaya a ser residencia habitual del adquirente, hay que abonar 2.250 euros en Castilla y León, entre medias de los 750 euros de Navarra y País Vasco y los 3.000 euros de Murcia.