El nuevo censo del lobo en Castilla y León, correspondiente al periodo 2022-2023, ha identificado un mínimo de 193 manadas en la Comunidad, lo que supone un incremento del 8 % respecto al último registro de 2012-2013, cuando se contabilizaron 179. Según datos presentados por el consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, junto a otros responsables del área, la población de lobos mantiene su estabilidad al norte del Duero y ha crecido un 30 % al sur del río, donde ahora se contabilizan 35 manadas.
El estudio, elaborado con la colaboración de agentes medioambientales y técnicos especializados, destaca que el 87 % de las manadas registradas presentan evidencias de reproducción, lo que supone un aumento de 15 puntos porcentuales en la última década. Además, la especie se ha expandido hacia nuevas áreas como la Sierra de Guadarrama y el Sistema Ibérico, alcanzando provincias como Ávila, Segovia, Madrid y La Rioja.
León, líder en población lobera
León sigue siendo la provincia con mayor densidad de lobos, albergando el 38,3 % de las manadas de Castilla y León, lo que equivale a 74 grupos. La Montaña Palentina y el norte de Zamora también concentran un alto número de ejemplares, si bien estas zonas ya están “saturadas” ecológicamente, lo que limita el crecimiento de la especie.
Zamora, con 46 manadas, ha registrado una ligera disminución debido a los incendios de 2022 en la Sierra de la Culebra, aunque la recuperación de estos núcleos ya es perceptible. En el sur del Duero, Valladolid y Segovia han experimentado un notable crecimiento, consolidando manadas en áreas donde no había presencia estable hace una década.
Una gestión compartida y retos de convivencia
El censo estima que la población de lobos en Castilla y León oscila entre 1.000 y 1.700 ejemplares, cifra comparable a la de países como Francia, que cuenta con alrededor de 1.000. Este dato refuerza la posición de la Comunidad como el principal hábitat del lobo en España, albergando el 59 % de la población nacional.
El consejero Suárez-Quiñones subrayó que el aumento de la población plantea retos para la convivencia con la ganadería extensiva, especialmente en áreas nuevas donde la presencia del lobo no es habitual. Asimismo, defendió que estos datos respaldan la solicitud de retirar al lobo del Listado de Especies en Régimen de Protección Especial (Lespre), afirmando que su inclusión “carece de sentido desde el punto de vista de la conservación”.
Además, el consejero anunció la convocatoria de una reunión con las autonomías del noroeste de España para coordinar estrategias de gestión, destacando la necesidad de mantener un enfoque técnico y basado en la evidencia científica.
Metodología rigurosa y resultados
El censo, realizado con una metodología estandarizada, incluyó 20.800 kilómetros de itinerarios rastreados, más de 2.000 puntos de fototrampeo y 290 estaciones de escucha. Entre los resultados más destacados se encuentran 2.523 capturas fotográficas de lobos, de las cuales 414 corresponden a cachorros, y 3.678 fichas de indicios indirectos, como excrementos y rastros de huellas.
Este riguroso trabajo permite ofrecer una visión detallada del estado de la especie y su distribución en Castilla y León, consolidando a la Comunidad como un territorio clave para la conservación del lobo en Europa.