V. Silván/ Ical “Es un viaje de ida y vuelta a la guerra de un recluta escocés que oculta un misterio”. Así resume el escritor y periodista Carlos Fildalgo su segunda novela, ‘La sombra blanca’, que este jueves presentó en la Casa del Libro de Ponferrada, muy bien acompañado por el delegado del Diario de León, Juan Carlos Franco, el escritor y periodista Fernando Tascón y el director del teatro Bergidum, Miguel Ángel Varela.
Tras su primera publicación, ‘El agujero de Helmand’ -con el que ganó el Premio Tristana de Literatura Fantástica-, Carlos Fidalgo regresa al frente para recorrer las trincheras de la Primera Guerra Mundial en un complejo juego de voces que narran el misterio del soldado escocés Elgin Gairloch, reclutado para combatir en Francia y cómo volvió a casa después de la última batalla del Somme, en la primavera de 1918.
“Esta novela la empecé a escribir hace trece años, por eso suelo decir que no sé si es mi primera o mi segunda novela”, cuenta Fidalgo, mientras explica como surgió esa primera frase con la que arranca el misterio que hay detrás de ‘La sombra blanca’: “Ahora sé que soñé contigo”. Una sugerente frase con la que este periodista berciano empezó a escribir lo que podía “ser un cuento un microrrelato o algo más” tras leer una escena de ‘La dama del sudario’ de Bram Stoker -más conocido por su popular ‘Drácula’-.
Esa fue “la espoleta” que le hizo sentarse a escribir, impactado por esa escena de novela gótica en la que aparecía ese espectro de una mujer, aparentemente en un ataúd sobre una barca, y era vista desde un barco en el mar Adriático. Y tras esa primera frase, Fidalgo fue hilando una historia en la que también volcó parte de sus miedos, sus lecturas y sus obsesiones, influenciado por los cómics de Tardi de la Primera Guerra Mundial y la lectura de ‘Pedro Páramo’ de Juan Rulfo.
Así, la guerra es un elemento común en sus dos novelas, editadas ambas por El Reino de Cordelia. “Creo que esa atracción por la guerra me viene del periodismo, escribo sobre la guerra porque no me atrevo a ir a ella”, confiesa el escritor, que recuerda al fotoperiodista José Manuel López, aún desaparecido en Siria. “Como periodistas siempre me ha atraído ese mundo, contar desde el lugar algo necesario o importante pero que a la vez es un riesgo”, añade.
El escritor “entre bastidores”
Tras la presentación en León, en la capital berciana el autor estuvo arropado por su compañero Juan Carlos Franco, el delegado del Diario de León, donde trabaja este periodista ya antes de acabar sus estudios. Franco se centró en el Carlos Fidalgo “entre bastidores”, la persona con la que lleva “trabajando más de mil días” y el joven que comenzó a escribir en su pueblo Bembibre, de donde tal vez venga su fijación, al ver pasar los viejos convoyes mineros, “por los viejos cacharros de comienzos de siglo o esas maquinarias de guerra que aparecen, casi obsesivamente en sus trabajos”.
Precisamente, lo que más destaca Fidalgo es la pasión que pone en todo lo que hace, como se ve en la novela y también en todos los reportajes “en los que trata temas que le enganchan”. “No sé de donde le viene su obsesión por esos escenarios de contienda, cuando me consta que prefiere rehuir cualquier tipo de enfrentamiento en pro del diálogo”, apostilla.
Por su parte, el director del teatro Bergidum, Miguel Ángel Varela, destaca la capacidad de la novela para retratar fielmente la crueldad de la guerra en una contienda como fue la Primera Guerra Mundial, “que fue la última batalla clásica con caballos y ejércitos desfilando y el primer conflicto moderno de trincheras”, siguiendo todos los parámetros de las novelas de fantasmas.
Una narración que al leerla a Varela también le ha hecho recordar un viaje que realizó hace años al este de Alemania, cerca de la frontera con Polonía. “Tengo cierta fijación enfermiza con los cementerios y visite algunos de pueblo pequeños, donde tenían rincones destinados a los jóvenes de esos lugares que murieron en los últimos meses de la guerra con 16, 17 o 18 años, cientos de tumbas. La novela me recordó la sensación que tuve allí”, cuenta.
En las trincheras
Fernando Tascón analiza minuciosamente la novela, con “todos los ingredientes de un cuento de terror que nos invita a ver desde distintas perspectivas pero contado en primera persona”. En sus páginas propone un acercamiento a la Primera Guerra Mundial “que puede considerarse la más sangrienta, atroz y miserable” con una invitación de este soldado escocés que nos invita a atravesar la contienda y sus trincheras en un escenario oscuro y con escenas terroríficas.
Pero tras ese cuadro de terror “hay una cierta esperanza vestida de blanco”. “Esa es la sombra blanca que nos trae el título, también referencia a leyendas y fantasías presentes en casi todas las sociedades, algunas incluso modernas como ‘la chica de la curva’ y que incluso da un toque poético entre tanta desolación, muertes y heridos por millones”, explica Tascón, que también destaca la forma en la que esta escrita, sin utilizar más adjetivos de los necesarios, directa, con una puntuación muy original y con un uso constante de la imagen sin necesidad de recurrir a la metafora, que también la hay.
“Incluso se cuela su oficio periodístico en más de una momento cuando los personajes leen crónicas y noticias de la contienda”, precisa Fernando Tascón, consiguiendo que el lector “se sumerja en la guerra a través de la fantasía y al final nos da cierta esperanza”. Su voz es la encargada de dar vida al poema poema de John McCrae, ‘In Flanders Fields’, que acompaña a la presentación del libro junto a la proyección de un audiovisual con imágenes de la Primera Guerra Mundial, con un fondo musical del grupo Tarna y de la banda de jazz holandesa Flanders Fields.