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¿Cansado de las Rabietas? ¡Soluciones Efectivas que Todo Padre Debería Saber!

Muchos padres se han enfrentado a la mirada de los demás en un supermercado mientras su pequeño da rienda suelta a una rabieta monumental
Foto de archivo de una rabieta. / EBD

 

Muchos padres se han enfrentado a la mirada de los demás en un supermercado mientras su pequeño da rienda suelta a una rabieta monumental. Virginia Montañez Soto, nuestra experta en comportamiento infantil y autismo, comparte estrategias efectivas para prevenir y calmar estos estallidos emocionales. En Tu Conducta comprenden este desafío universal y aportan soluciones prácticas.

Las rabietas pueden comenzar en bebés de 12 meses hasta los 5 o 6 años. Las rabietas son muy comunes en estas edades, debido a que su cerebro aún está en pleno desarrollo, pero con enfoques adecuados, se pueden reducir significativamente.

Virginia subraya la importancia de no ceder a las demandas durante una rabieta, puesto que esto puede reforzar comportamientos negativos. En su lugar, sugiere no dar atención en el momento rabieta y una vez que baje la intensidad de la pataleta fomenten la comunicación y la expresión de sus sentimientos, está herramienta es muy válida para que el niño entienda y gestione mejor sus emociones.

La anticipación es otra estrategia poderosa para prevenir rabietas. Implica identificar y preparar al niño para lo que va a suceder. Se puede hacerse mediante la explicación de eventos futuros, cambios de rutina, o la transición de una actividad a otra. Informar al niño con antelación sobre lo que ocurrirá le ayuda a ajustarse mental y emocionalmente a los cambios, lo que puede disminuir su frustración y la probabilidad de que reaccione negativamente. El objetivo es que el niño se sienta seguro y comprendido, sabiendo qué esperar y cómo se espera que actúe.

Virginia también propone el refuerzo positivo como método conductual que se centra en fomentar las conductas deseables en lugar de castigar las indeseadas. Esto significa reconocer y premiar al niño cuando gestiona sus frustraciones de manera apropiada. Por ejemplo, si un niño pide algo educadamente en lugar de tener una rabieta, se le puede elogiar verbalmente o dar una recompensa como jugar unos minutos adicionales antes de ir a comer. Esto les ayudará a comprender que las respuestas calmadas y razonables son más efectivas para conseguir lo que desean, lo que gradualmente reducirá la frecuencia e intensidad de las rabietas.

Establecer rutinas claras y coherentes aporta seguridad y estabilidad, proporcionándoles un entorno más predecible y seguro donde saben qué esperar en cada momento del día. Esta previsibilidad reduce su ansiedad y frustración, factores que a menudo desencadenan en rabietas.

Definir límites claros fortalecen la autorregulación emocional y el autocontrol en los niños. Los límites ofrecen una estructura clara y predecible dentro de la cual el niño puede operar. Al establecer límites consistentes, los niños aprenden qué comportamientos son aceptables y cuáles no. Por otro lado, comprenderán sobre las expectativas y las consecuencias de sus acciones. Estos límites hacen que se sientan más seguros y es menos probable que reaccionen con rabietas, dado que saben lo que debe de hacer y comprenden las consecuencias de no respetar esos límites.

Cambiar el foco de atención es otra técnica efectiva; Cuando un niño comienza a mostrar signos de rabieta, redirigir su atención a una actividad diferente puede prevenir la escalada del comportamiento. Ofrecer una distracción interesante o una nueva actividad capta su interés y aleja su mente de la fuente de frustración.

Para Tu Conducta la educación de los hijos requiere de tiempo, paciencia y amor. Estos consejos no solo buscan prevenir las rabietas, sino también fortalecer los cimientos para el futuro de tus hijos.