El Campus de Ponferrada conmemoró el ‘Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer’ con un emotivo homenaje, a través de una lectura realizada por las alumnas del 4º grado en Enfermería y un testimonio a título personal del profesor del Departamento de Ingeniería y Ciencias Agrarias, Javier Anadón Blanco.
Las instalaciones del campus ostentan con orgullo varias placas que lo designan como ‘Espacio libre de violencia de género’, en concordancia con el Plan de Igualdad de la ULE. Para ello, se contó con la colaboración de ASPRONA en León y hay que apuntar que son posibles gracias a la financiación del Pacto de Estado contra la Violencia de Género que proviene de la Dirección General de la Mujer (Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de la JCyL).
Esta actividad se celebró de forma simultánea con el acto de lectura de un manifiesto que tuvo lugar a la misma hora en el Campus de Vegazana, y que contó con la presencia de representantes, además de los de la ULE, del Ayuntamiento de León, Diputación provincial, Junta de Castilla y León y Subdelegación del Gobierno.
Hay que apuntar también que la ULE expresó, a través de la Unidad de Igualdad del Vicerrectorado de Responsabilidad Social, Cultura y Deporte, su adhesión al manifiesto que la Red de Unidades de Igualdad de Género para la Excelencia Universitaria (RUIGEU) ha hecho público con motivo del Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
Dicho manifiesto afirma que “un año más sigue siendo necesario denunciar que la violencia de género es una violación de los derechos humanos en la que, las universidades, como parte de la sociedad, tenemos la responsabilidad de implicarnos activamente. Por eso, este mes es importante también mostrar nuestra solidaridad con las niñas y mujeres de todo el mundo que están sufriendo restricciones de sus derechos y a ser libres e iguales. Hoy, en Palestina, Ucrania, Irán, Afganistán y otros muchos lugares del mundo”.
También se apela a la genealogía feminista, a su historia, a la producción de conocimiento académico con perspectiva de género, a la fuerza de las mujeres jóvenes y a la dimensión humana de la sociedad, “para tejer, más que nunca, mundos de esperanza feminista, otro mundo posible, libre de violencias contra las mujeres y niñas, porque los avances y el compromiso social e institucional es cada vez mayor frente a todas las violencias patriarcales en el espacio universitario y en la sociedad, en general”. El texto afirmaba en sus últimas líneas una reivindicación en favor del feminismo “como herramienta de emancipación para conseguir una sociedad en la que podamos ser y estar”.