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Bosques del Bierzo: Manzanedo de Valdueza, un castañar de cuento en plena Tebaida

Una ruta circular permite un acceso fácil al soto. Durante el recorrido, se puede tomar una desviación y visitar los restos de la ermita de Santa María de los Escayos
Sotos de castaños en Manzanedo de Valdueza, El Bierzo. / QUINITO

En plena Tebaida Berciana, en el municipio de Ponferrada, se encuentra uno de los bosques de castaños más representativos del Bierzo, el de Manzanedo de Valdueza. Sus frondosos sotos agrupan árboles de gran envergadura, con troncos de caprichosas formas que, unidos a las tonalidades del otoño y a las setas y musgos que salpican el terreno, conforman un lugar de cuento, especialmente en esta época del año. Más allá del castañar crecen robles y encinas. El silencio que reina en el bosque, solo roto de vez en cuando por el crujido de las hojas y las castañas al caer, hace difícil pensar que estemos tan cerca, a 15 kilómetros, de la capital del Bierzo.

El soto es visitable. De hecho, por él discurre una ruta circular de escasa dificultad y gran belleza, que pueden realizar personas de todas las edades. Eso sí, hay que recordar que las castañas no se pueden recolectar pues los sotos son propiedad privada y su explotación forma parte de la economía de varias familias, que con su trabajo aportan además su granito de arena a un sector que se está recuperando y posicionando y que quiere tener su lugar en el futuro de la comarca.

Importados por los romanos

Desde que los romanos los importaran a la Península Ibérica para alimentar a sus tropas con pan de harina de castaña, a estos árboles siempre se les ha encontrado utilidad. Han servido para construir cunas y ataúdes, para alimentar a humanos o a animales. Porque la potencialidad del castaño no se limita a la madera: con un elevado contenido en grasas, proteínas, minerales y vitamina C, la castaña es un recurso gastronómico de primer orden, que llegó a desempeñar en la alimentación de los pobladores del noroeste peninsular el papel que posteriormente asumiría la patata.

Medio ambiente y patrimonio

La ruta, señalizada, tiene unos 4 kilómetros de longitud y discurre en su primera parte por una pista de tierra. Sale de la calle principal del pueblo, donde se encuentra un desvío a la izquierda, que tomaremos para poco después ver la primera señal. Durante el recorrido encontraremos una señal que nos aparta ligeramente de la ruta y nos permitirá visitar los restos arquitectónicos de la ermita de Nuestra Señora de Escayos o Santa María de Escayos, rodeada de vegetación. Está documentado que la ermita fue un lugar de romería hace siglos y estaba enclavada en la Cistierna, un enclave de población desaparecido.

A la vuelta también se puede admirar los restos de la iglesia de  San Pedro de Villarino, en el pueblo, algo alejada del caserío, que en su día fue la parroquia más importante y de más renombre en la parte alta del valle de Valdueza. En la actualidad está abandonada.

Para llegar a Manzanedo de Valdueza hay que coger  la carretera que une Salas de los Barrios con el Morredero, tomando un desvío a la derecha antes de de llegar a San Cristóbal.

Fotogalería de QUINITO: