El Bierzo mágico de la noche de San Juan

Hogueras, rocío, hierbas... la celebración del solsticio de verano incluía en la comarca numerosos ritos paganos que han pervivido durante siglos
Imagen de archivo de una hoguera de la noche de San Juan en el Bierzo. / QUINITO

La noche de San Juan, la del 23 al 24 de junio, la más corta del año, es una de las fiestas paganas que la Iglesia asumió en la Edad Media en un intento de reconvertirla en un evento cristiano, pues en su origen se trata de la celebración de solsticio de verano, común a diversas culturas y que se remonta a un lejano pasado. Las ‘constituciones sinodiales’ del obispo de Astorga Pedro de Rojas, de 1595, mandan a los sacerdotes que enseñen la doctrina cristiana a sus feligreses, “dexando cosas curiosas y obscuras que no aprovechan al bien espiritual de las almas, y cosas inciertas, falsas o supersticiosas”; por ejemplo, “no permitan usar de ninguna superstición en las dichas procesiones, como son quando las hacen por falta de agua sacan imagenes y reliquias con ellas, y las suelen meter en fuentes o ríos, y las piden favor para que llueva, y que de otra manera, no las sacan del agua, y pasando por álamos, ciruelos y otros árboles, especialmente la noche de San Juan”. Así lo recoge José A. Balboa de Paz en www.saber.es.

Saltar la hoguera

De la antigua celebración han pervivido hasta nuestros días las hogueras, un rito purificador relacionado con el culto al sol.  La mayoría de los pueblos del Bierzo encendían las hogueras de la noche de San Juan. La razón de que en muchos se haya perdido  esta tradición se halla en el  despoblamiento generalizado del medio rural y la casi ausencia de juventud. “Eran los mozos quienes encendían las hogueras aunque en ellas participase el pueblo en conjunto, sin exclusión de ningún tipo. Costumbre común a todos los lugares era el hecho de saltar la hoguera (costumbre, desde luego, antiquísima por estar ya recogida por el poeta Ovidio en los Fasti), cosa que se hacía sin razón aparente”, destaca Marta Pietro Sarro en www.saber.es. La misma autora puntualiza que en Ambasmestas, “la mocedad, después de tomar el chocolate (tradición también bastante extendida) y de bailar y cantar a placer, se dividía en dos grupos: ángeles y demonios“. Estos últimos perseguían corriendo a los ángeles que, para no ser cogidos, saltaban la hoguera.

Cita con la magia del fuego a las 00:00 horas en muchos de los municipios del Bierzo

Rocío sanador y conservador

Pero además del fuego, la celebración del solsticio de verano incluía otros dos elementos, el agua y las plantas -a los que daba paso el fuego una vez consumido-, que se utilizaban como remedios a diversos males. Así, los mozos de Burbia acostumbraban a pasar al sereno la noche. En Almázcara y Castropodame los vecinos salían descalzos al amanecer para caminar por prados y veredas, porque el rocío de la noche de San Juan, decían, propiciaba que no enfermaran los pies. La misma costumbre se daba en Villavieja del Castillo, donde se conoce el rocío de la madrugada de ese día como el ‘orvallo de San Juan‘. En Ambasmestas, las mujeres sacaban las ropas al exterior para que cogiesen este orvallo en la creencia de que de esta manera se conservarían mejor, una costumbre común a otros lugares del Bierzo y la Cabrera, según diversos autores.

Las vacas, al fresco

El mismo efecto profiláctico se reconocía a los animales, como ocurre también en Peñalba de Santiago donde, según Gustavo López, ese día se sacaban las vacas a dormir al fresco. En Pereda, según recogen M. Rubio y J. Rúa en el capítulo de creencias, mitos y leyendas del libro ‘Ancares’, el día 24, antes de que saliese el sol, se debía beber el agua de nueve fuentes porque así se curaba el bocio y no se tendrían males de garganta. En Anllares se tomaba el rocío para preservarse del asma, según José A. Balboa. El mismo autor también apunta a que en Dragonte, el día siguiente de San Juan, la gente se lavaba la cara con el agua donde antes de salir el sol se puso una rosa, para tener suerte todo el año. “Es la llamada en algunos sitios ‘flor del agua’, que proporciona hermosura, concede felicidad y un buen marido, además de contener propiedades curativas. En esa misma noche al rocío se le considera bendito, pues adquiere virtudes curativas, de ahí que algunas gentes se revuelquen en él, para curar ezcemas u otras enfermedades de la piel”, explica.

Hoguera en la Noche de San Juan
Hoguera en la Noche de San Juan. / QUINITO

Hierbas para curar y para espantar a las brujas

Al amanecer de dicho día se recogían también plantas a las que en muchos lugares se conoce como ‘hierbas de San Juan (hipérico)‘. En Villanueva de los Cestos esa mañana se recolectaban plantas de ‘ahumar’ (tomillo, hojas de nogal…) porque ese día se decía que las hierbas estaban ‘benditas’. En Castropodame se recogía orégano y ruda, buena para curar las lombrices de los niños frotándoles el vientre con ella. según Marta Prieto. En los Ancares, según M. Rubio y J. Rúa, se recogía la flor del loureiro (laurel) y la del bieito (saúco). La primera para curar los ojos y la segunda para espantar brujas y catarros. Y entre los días de San Juan y San Pedro recolectaban en Peñalba plantas con valor curativo como la flor del sabuguero (saúco), amapolas, violetas, malvas y orégano. En algunos lugares del Bierzo existía también la tradición de poner el ramo a las mozas durante la noche de San Juan, aunque se trata de una costumbre que variaba de fecha dependiendo de los lugares.

Prieto también hace referencia a la costumbre –ya recogida en el Madoz bajo la voz Cuevas de San Genadio– de acudir el día de la Natividad de San Juan Bautista a visitar las Cuevas y “recoger polvo de ellas que suponen especifico contra las calenturas intermitentes”.

Agua bendita

A pesar de la progresiva desaparición de las creencias paganas, todavía se conservan en la comarca algunas ceremonias, “como el baño de personas y ganado en la noche de San Juan para purificarse, pues se supone que ese día el agua está bendita”, destaca José A. Balboa de Paz, en su estudio sobre la mitología berciana.

Hoguera de San Juan en el Puente Boeza. / QUINITO

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