PREMIOS MUJER 2024

El auge de los populismos

 

Ya están aquí y han venido para quedarse en toda Europa. Los partidos populistas avanzan cuestionando las formaciones tradicionales. La última conquista de los populistas han sido las alcaldías de Roma y de Turín en Italia.  El Movimiento 5 Estrellas ha arrebatado la alcaldía de Roma a los partidos tradicionales y se conforma como una seria opción de gobierno a nivel nacional en unas próximas elecciones generales.

En Gran Bretaña el referéndum de este jueves sobre su salida o permanencia en la Unión Europa no es nada más que otro triunfo de los populismos frente a la ortodoxia política. Y lo mismo ha sucedido en recientes elecciones en Austria o en Francia. Los populistas de extrema derecha o extrema izquierda avanzan como un enorme tsunami sobre Europa.

En España se verá este próximo domingo. Aseguran todas las encuestas que la coalición  Unidos Podemos puede arrebatar al PSOE la hegemonía electoral de la izquierda y disputar al PP la gobernabilidad de España. Si se confirman estas expectativas, el mapa político, basado en el bipartidismo heredado de la Transición democrática, saltará por los aires y nos adentraremos en un sistema absolutamente desconocido, repleto de incertidumbres.

¿Qué está causando este tsunami político y electoral? Sin duda, las políticas tan duras de ajustes y recortes económicos practicadas en toda Europa, sobre todo en los países del sur, para hacer frente a la mayor crisis económica de los últimos cincuenta años. Estas políticas económicas tan restrictivas han aumentado las desigualdades, herido a la clase media, favorecido a las rentas altas y fomentado la exclusión de millones de personas; arruinando algunos principios básicos del estado bienestar, que todos creíamos que ya eran inmutables, como la sanidad pública, la gratuidad de la educación, el cobro de las pensiones, la proporcionalidad tributaria y la ejemplaridad de la justicia.

Estos principios han quebrado y, de paso, se ha generado una enorme alarma social con tantos casos de corrupción impune, lo que ha favorecido la sensación de desprotección de millones de familias, jóvenes,  ancianos y profesionales de todo tipo.

Las víctimas de todas estas expectativas quebradas necesitan un refugio, una nueva justificación de su precaria existencia o simplemente un clavo ardiendo al que agarrarse. Y ahí han llegado los partidos populistas, ofreciendo soluciones muy demagógicas y al margen de la ortodoxia, pero vendiendo esperanza y en algunos casos, simplemente venganza o revancha.

Los partidos tradicionales no han sabido reaccionar. En España, el PP y el Gobierno central se han refugiado en el cuestionado éxito de sus reformas económicas, cuyo resultado se basa en la creación de miles de empleos precarios y la destrucción del tejido productivo tradicional del país, así como cuestionar algunas alternativas de futuro como la investigación, las energías renovables o la agroindustria. Y lo peor es que esto que en el PP denominan éxito está basado en un déficit insostenible y en una deuda pública ya inabarcable y monstruosa. La deuda, el déficit, la baja productividad, el envejecimiento, la despoblación, la huida de los jóvenes y el escaso apoyo a la investigación e innovación traerán consigo la perpetuación de la crisis económica y social y, con ello, el sentimiento de fracaso colectivo.

Si a todo este cóctel se le añade la nefasta política de Europa con los refugiados que huyen de las guerras que Occidente ha generado en medio mundo, el resultado está cantando: el triunfo de los partidos políticos populistas, los únicos que ahora mismo ofrecen algo de esperanza a los millones de familias maltratadas en España y en el resto de Europa.

Si este jueves llegase a triunfar la salida de Gran Bretaña de la Unión Europa, la crisis será ya de imprevisibles consecuencias. El sueño europeo se habrá desvanecido y los populismos tendrán mucha más leña para echar a la única hoguera que en estos momentos da calor e ilumina a media Europa.