A la espera de “poder volver a trotar por las montañas”, el director general de la Fundación Ciudad de la Energía (Ciuden), Arsenio Terrón, quema kilómetros sobre una cinta de correr con la que participa en la iniciativa solidaria ‘A Santiago contra el cáncer’, que este año se desarrolla de forma virtual. Convencido de que es el “momento ideal” para la puesta en marcha de políticas que frenen el calentamiento global y ayuden a prevenir nuevas pandemias, Terrón transmite un mensaje de esperanza frente a la crisis: “si vamos todos juntos, lo lograremos”.
¿En qué ocupa los días de confinamiento?
Trato de mantener una dinámica lo más parecida a mi actividad cotidiana en un estado de normalidad sin alerta sanitaria. Dedico buena parte del día a trabajar telemáticamente con los directores de cada uno de los grupos operativos de Ciuden con los que mantengo una constante actividad. Además, la Fundación mantiene su agenda de intercomunicación y colaboración con las entidades públicas y privadas con las que venía trabajando de manera habitual para que los diferentes proyectos que se puedan abordar en un futuro más o menos inmediato no se ralenticen más allá de lo estrictamente necesario.
Por otro lado, todos los días dedico un tiempo a realizar ejercicio físico ya que estoy participando con mis compañeros ‘corregrinos’ en el Camino virtual de la campaña ‘A Santiago contra el cáncer’. Esto me permite mantenerme activo física y emocionalmente al participar en un proyecto solidario y que nos prepara para hacer, cuando las condiciones lo permitan, el Camino de manera real desde Sant Jean Pied de Port en Francia hasta Santiago de Compostela, recaudando fondos económicos para la Asociación española contra el cáncer (Aecc) por décimo año consecutivo.
¿Qué es lo que más echa de menos de cuando se podía salir a la calle?
Todos los días sueño con poder volver a trotar por las montañas leonesas, poder abrazar a los amigos, a la familia, poder charlar con una cerveza en la mano, recibir un rayo de sol y una brisa en la cara. En fin, disfrutar de esas cosas cotidianas que tan poco se valoraban y que ahora pasan a ser bienes preciados y añorados.
En el ámbito más interno o personal, se tiene más tiempo para pensar. ¿Qué reflexiones le pasan por la cabeza con la situación actual?
La introspección, el hablar con uno mismo, pensar y reflexionar para darse cuenta de lo importante que es lo que teníamos y no valorábamos, lo fácil que es perderlo todo. Para mí, quizás lo más importante sea valorar la necesidad de cambiar nuestra manera de vivir porque este puede no ser un hecho aislado en un futuro. Ojalá que todos nos demos cuenta de que lo más importante en la vida no es tener y tener sino ser, compartir y respetar.
Una crisis así puede suponer una catarsis. ¿Qué cosas debemos cambiar después de esto?
Si esta crisis no nos ayuda a salir con una perspectiva diferente sobre nuestro futuro es que no habremos aprendido nada. Si pretendemos volver al estado inmediatamente anterior a la crisis es que no hemos aprendido la lección. Este es un mensaje que nos manda nuestro entorno. El medio que nos rodea aguanta y aguanta hasta casi el infinito, pero llegado el momento responde y quizás, si no cambiamos, le estemos obligando a hacerlo de manera reiterada. Es el momento ideal para activar medidas que detengan el calentamiento global y que ayuden a evitar nuevas pandemias como la actual o incluso más temibles. En todo caso un mensaje de esperanza: si vamos todos juntos, lo lograremos.