PREMIOS MUJER 2024

Arroces que mantienen su punto en la pandemia

“La arrocería”, en la parte alta de Ponferrada, es uno de los muchos restaurantes que han tenido que buscar fórmulas para continuar siendo lugares referencia para parejas y familias
La Arrocería, en la parte alta de Ponferrada, es un restaurante especializado en el que se pueden recoger encargos desde la fase 1. / EBD

La llegada del coronavirus y el esado de alerta supuso que para algunos hosteleros el parón fuera total en un inicio. Así, Quique Rodríguez Domínguez, de La Arrocería, cerró el sábado 14 de marzo tras realizar las pertinentes llamadas a la gente que le había hecho encargos el domingo para informar. Se tuvieron que cancelar.

“Pensaba que se podría hacer comida para llevar a domicilio, por lo que en los primeros momentos pensé en orientar las cosas en ese sentido”, recuerda Quique. Cuando a los pocos días vio que era “más grave de lo que parecía el día 14”, lo descartó.

Con muy buen ánimo, comenta que de entrada lo tomó pensando “que serían 10 o 15 días y que los podía aprovechar”. Se inmiscuyó en la lectura de libros de cocina, aprovechando para revisar y profundizar en técnicas culinarias, cuestión teórica de suma importancia en su negocio aunque para el cliente sea una cuestión de la que sólo se percibe el resultado que se sirve en cada plato.

Quique rememora esos primeros días con una doble sensación. Por un lado, con buen animo, que, como señala, se compartía entre la población con los chistes y mensajes positivos, casi festivos, que rebotaban por las redes. Por otro, mucha preocupación.

Desde hace unas días, su negocio ha recobrado la actividad. En La Arrocería tienen un servicio de recogida en el local de los productos de su carta de forma habitual. El cliente se lleva la propia paellera con el pedido, para lo que tiene que dejar una fianza que recupera cuando la devuelva. En la primera fase, el negocio de Quique solo podía funcionar de ese modo y así lo hizo.

Llegado ese momento, este hostelero, el más joven de una familia de cuatro hermanos de los cuales tres (él incluido) regentan establecimientos de comidas, sintió lo que muchos otros de su gremio al volver al contacto con los clientes. “Da gusto cómo la gente se preocupa. Notas una preocupación por el negocio pero también humana. La hostelería es un sector en el que se da una relación muy especial con el cliente. Hay un cariño mutuo. Se llega una especie de relación que, aunque no tenga nombre, es bonita”, apunta Quique. Su arrocería, que lleva dos años en la parte alta de la ciudad, al final del Parque del Plantío (antes estuvo ocho en el barrio del Temple), es un reconocido local con enorme tirón para las familias y las citas de pareja.

En las llamadas, respecto a lo exclusivamente gastronómico, le preguntaban por su logística, la carta y la posible apertura de su cómoda terraza. “Tenemos un pasillo suficientemente ancho para pasar a la terraza respetando las distancias al comedor”, por lo que no falta mucho para que se planteen abrir, dice este arrocero al respecto de su terraza.

Hasta entonces, ha podido mantener “una cierta actividad, a los proveedores les estoy dando poco trabajo, por desgracia” mediante su sistema de recogida en el local mediante ese sistema de fianza. Conversando con nosotros, le salta el recuerdo de cómo con algunos clientes habituales no aplicó esa garantía. “No me salió ni siquiera comentar el tema [de la fianza], ves que vienen a ayudar, que te muestran su cariño, que conocen tu carta tan bien como tú y que prácticamente te aportan el ánimo suficiente para superar cada jornada…” Además, a quienes se lo solicitaban y a quienes él sabía que podía facilitárselo, que fueron una mayoría, se ofreció a recoger el la paellera (o simplemente “paella”) vacía a domicilio, para que no tuvieran que salir de su casa.

Signos de esa relación especial que se establece entre un cocinero y sus comensales. Los restaurantes están volviendo a la actividad y de nuevo se preparan, como La Arrocería de Quique, para ser el escenario de nuestros mejores momentos.