A pesar de que hoy en día Ponferrada solo cuenta con un teatro y un cine, no hace mucho que albergó distintos espacios que daban respuesta a la demanda sociocultural de los vecinos y vecinas de la capital berciana en los siglos XIX y XX.
Tal era el afán por la música, el cine y las representaciones teatrales que, prácticamente, todos los distritos de la ciudad contaban con una sala que ofrecía espectáculos y películas. El Teatro Principal, el Bergidum, los Cines América y los Cines 10, en la zona alta. El Edesa, el Teatro Adriano, el Cine Morán y el Cinema Ideal, en el centro. Y el Cine Sil y los Cines Lumière, en la zona baja. Y aunque no todos coexistieron a la vez, sí ayudaron a crear un tejido social fuertemente atraído por la cultura, el ocio y el divertimento.
A través de estos cines y teatros, la historia del entretenimiento en Ponferrada se entrelaza con la evolución de la ciudad y sus habitantes, dejando un legado cultural que perdura en la memoria colectiva y que en buena parte se recoge en este reportaje.
El Teatro Principal
El Teatro Principal fue el primero que existió en Ponferrada y el de mayor capacidad de la provincia en aquellos tiempos. En 1826 se creó la Sociedad Ponferradina, administradora de este coliseo, que previamente se encargaba de organizar representaciones en las épocas más señaladas del año como Carnaval, Semana Santa o Navidad, con fines mayoritariamente benéficos.
En 1829, tras las obras que se llevan a cabo en la cárcel, lugar que hasta entonces hacía las veces de teatro, esta Sociedad tuvo la necesidad de encontrar un lugar que albergara los distintos espectáculos. No fue hasta 1843 cuando solventan esta urgencia con un edificio cuya entrada se encontraba en la plaza del Ayuntamiento. En los siguientes años se lleva a cabo la obra del inmueble, mientras su interior acoge obras de teatro y espectáculos durante el proceso de rehabilitación. Sin embargo, a finales de los años 50, la sociedad atraviesa momentos críticos con cambios en la dirección. Esto hace que en 1859 el teatro permanezca prácticamente cerrado.
Los años pasan y el cine sonoro llega a Ponferrada poco antes de la Guerra Civil, a finales de 1934. Hasta entonces, el sonido de las películas era fruto de músicos como Julio Casasola, Secundio Prieto y Luis Sanz. El 2 de diciembre de ese mismo año se proyecta la película Vuelan mis canciones, con la que se recaudaron tres millones y medio de pesetas en apenas cuatro días. En 1936 la dirección del Teatro Principal pasa a manos de la Sociedad Edesa. En 1948, el espacio solo funciona como cine, y a partir de junio de ese año, desaparece de la Empresa Adriano Morán, en la que solo figuraban el Edesa, el Bergidum y el Cine Morán.
En enero de 1961 los arrendatarios alcanzan un acuerdo económico con el Ayuntamiento de Ponferrada, cuyo objetivo era ceder el edificio al ministerio de Educación y Ciencia para poder derribarlo. En 1963 el Consistorio cumple su deseo y el edificio se queda reducido a cenizas.
El Cinema Ideal
En 1913, Héctor Nieto abrió en el número 14 de la calle de la Estación del Ferrocarril (actual avenida de España) un local donde se celebraban numerosas actuaciones y espectáculos.
Tiempo después, debido a la falta de espacio, Nieto decidió trasladarse a otro solar de la misma calle, que poco más tarde sufrió un incendio que arrasó con este nuevo emplazamiento. Sin embargo, Nieto continuó persiguiendo su sueño y levantó de nuevo otro edificio que contaba con una cafetería, un escenario y camerinos. Primero se conoció como Salón Hector y después, el nombre derivó a Cinema Ideal.
A principios de los años 30, los espectáculos teatrales pasan a un segundo plano y las películas comienzan a adquirir mayor protagonismo. El local fue comprado por Enrique Rodríguez, que también explotó el Teatro Principal durante un tiempo, hasta que aparece el Edesa como competidor en 1934.
El Cine Edesa
En octubre de 1934 comienza su andadura el que posiblemente fuera uno de los cine más emblemáticos de Ponferrada, el Cine Edesa.
Ubicado en un solar de la antigua glorieta de La Puebla, hoy conocida como la plaza de Julio Lazúrtegui, la sala tenía capacidad para 575 espectadores y un anfireatro con 425 butacas. Contaba también con una cafetería y un reservado en la planta superior. La primera película que proyectó fue Melodías del arrabal.
Durante la Guerra Civil, los espectáculos teatrales se paralizaron, quedando el cine como principal reclamo de los ciudadanos.
En 1943 se llevó a cabo una reforma en el Edesa para ampliar su capacidad, con el objetivo de convertirse en el principal espacio de oferta cultural de la ciudad. A partir del año 45, el Edesa comienza a tomar más protagonismo, alternando las actuaciones de su programación con el Teatro Principal.
En septiembre de 1962 el Teatro Adriano abre sus puertas en la capital berciana y la programación del Edesa se limita casi exclusivamente a espectáculos musicales. La apertura del Adriano se hace notar y las actuaciones en el Edesa comienzan a ser cada vez menos.
Estos últimos años, el Edesa contempla entre cuatro y catorce actuaciones anuales. La última película que se proyectó fue El abogado defensor. El 2 de junio de 1975, tras años en decadencia, el Edesa cierra sus puertas para siempre. El edificio, que durante 40 años fue un punto de referencia de la ciudad, fue derribado.
El Teatro Bergidum
El Teatro Bergidum, el mismo que hoy en día se erige en la calle Ancha de Ponferrada (antes conocida como calle del General Queipo de Llano), fue inaugurado el 9 de septiembre de 1946 por la compañía de Rafael Rivelles. Propiedad de la empresa CEUPSA, esta nueva apertura pretendía dar servicio a la burguesía de la zona alta de la ciudad tal y como el Edesa lo hacía en el centro. En 1948, Adriano Morán firma un convenio que le convierte en propietario.
El Bergidum ofrecía todos los días sesiones de cine gracias a un equipo de proyección revolucionario de la marca Zeis-Ikon. Sangre en Filipinas fue una de las primeras películas que pudieron disfrutarse en su gran pantalla.
En 1986 se comenzó a hablar de reuniones entre el Ayuntamiento y la empresa Adriano Morán por una posible adquisición del teatro por parte de la institución municipal, algo que se hizo realidad el 11 de septiembre de ese mismo año. Ya siendo propiedad municipal, en 1988 el Ayuntamiento remodeló el teatro por un importe de 40 millones de pesetas. En el 89, el dúo Grapa dio un concierto que puso fin a una etapa del Bergidum.
Siete años y medio más tarde, volvió a sufrir otra rehabilitación, esta vez por alrededor de 200 millones de pesetas. El 1 de octubre de 1996, la reina Sofía inauguró el teatro Bergidum tal y como lo conocemos.
El Cine Morán
El Cine Morán abrió sus puertas en 1947 en la antigua avenida de Calvo Sotelo, hoy conocida como Camino de Santiago, para sumarse a la oferta cinematográfica de la por aquel entonces era conocida como la Ciudad del Dólar. Con los más modernos e innovadores aparatos de proyección, la primera película que se pudo ver en su pantalla fue Oro, amor y sangre.
A lo largo de casi cuarenta años, pasaron por esta sala grandes estrenos del cine, lo que le convirtió en uno de los cines más queridos por los ponferradinos y ponferradinas. En 1985 el Cine Morán pasa a formar parte del recuerdo de Ponferrada.
Cine Sil
El 13 de mayo de 1958 nace en el barrio ponferradino de Flores del Sil el Cine Sil. Un espacio creado para dar respuesta a los ciudadanos de la parte baja de la ciudad, puesto que en el centro y en la zona alta ya existía una amplia variedad de oferta cultural y de entretenimiento.
Esta sala, situada en la avenida de Portugal, cerró sus puertas 21 años más tarde, en 1979.
El Teatro Adriano
El 5 de septiembre de 1962 abrió sus puertas en la emblemática calle del Cristo el Teatro Adriano. Fue la obra La dama del alba, de la compañía de teatro Bellas Artes de Madrid, la que inauguró un espacio que llegaría a albergar nada más y nada menos que ciento setenta y tres espectáculos.
Durante 15 años, por el escenario del Adriano pasaron gran cantidad de obras de teatro y filmes, hasta que el 6 de julio de 1977, tras la sesión de las 19:30 horas de la película española Marcada por los hombres, tuvo lugar un incendio que tras pocos minutos terminó casi por completo con la sala de butacas, el escenario y otras estancias del teatro.
Hubo que esperar un mes y medio para que, tras una reforma y varios millones de pesetas de pérdidas, el teatro volviera a abrir sus puertas el 28 de agosto de ese mismo año con la película española Viridiana.
Los últimos años de vida del teatro no tuvieron gran actividad, y las luces del Adriano se apagaron para siempre el 21 de noviembre de 1986.
Otros cines que hubo en Ponferrada
Los Cines Lumière, en el barrio del Temple; los Cines América, en la avenida de América; y los Cines 10, en el Centro Comercial La Máquina, fueron los otros cines que hubo en Ponferrada. Todos ellos contribuyeron a enriquecer la oferta cultural de la ciudad a lo largo de los años.
Posteriormente, después de que la actividad en estos espacios fuera llegando a su fin, los cines La Dehesa abrieron en el parque comercial La Herrería, donde permanecieron hasta su traslado en 2007 al Centro Comercial El Rosal. Algunos de los primeros estrenos que se pudieron ver en este nuevo emplazamiento fueron El orfanato, Stardust, Las 13 rosas o Resident Evil.
Fuentes
Teatro Bergidum. Candilejas y sombras, de José Cruz Vega Alonso.
Teatro de Ponferrada, de José Cruz Vega Alonso.
Tres teatros para La Puebla, de José Cruz Vega Alonso.
La Biblioteca Municipal. 50 años de historia en Ponferrada.
Fotografías de la Biblioteca Municipal de Ponferrada.
EXCELENTE REPORTAJE.
Tiempos pasados y recuerdos que vuelven. Desearía si alguien tuviera fotos de un concurso musico vocal celebrado en en el teatro Endesa, en el cual actuamos entre otros Los “Ankars” ganador de concurso y otro finalista llamado los Évora, siendo uno del jurado el compositor D. Cristóbal Halffter que vivía en el castillo de Villafranca. Gracias de antemano. Tlf. 647902614
Muy buen trabajo, Claudia. ¡Gracias!
Ver a mi Padre (el Rubio, portero del cine Morán) y a mi Madre (que no trabajaba en el edificio, pero que seguro pasaba por allí y la animaron a posar), en la última fotografía del reportaje; recoge con evidente satisfacción personal, lo que el cine Morán significó para mi como prolongación de la vida familiar de mi juventud, hasta que en el otoño de 1965 los estudios superiores que entonces inicié, me obligaron a trasladarme a Madrid.