PREMIOS MUJER 2024

¡POBRE PONFERRADA!

La mayoría de los análisis sobre la moción de censura en Ponferrada, celebrada el pasado 8 de marzo, se han centrado en la inmoralidad del acto: un partidos socialista que causó la ruina política y personal de Ismael Álvarez, condenado por acoso sexual a una concejala de su propio grupo, Nevenka Fernández, se alía con él y su grupo político (IAP) para desplazar a los populares del Ayuntamiento, que cuentan con 12 de los 13 concejales necesarios para la mayoría absoluta. De este modo, los socialistas, con solo 8 concejales, el peor resultado de toda la etapa democrática, se hacen con la alcaldía y como alcalde catapultan a Samuel Folgueral, un recién llegado al partido.

No está mal que los analistas y políticos vuelvan su mirada hacia lo moral; sin embargo, en muchos esta actitud parece forzada, oportunista, simple navajeo entre camaradas rivales en los difíciles momentos que vive el PSOE por el soberanismo del PSC o las propuestas de primarias en el PSG. Carmen Chacón, pocas horas antes de la moción de censura, como si no se hubiera enterado de nada anteriormente, lanza un par de twiters y todo el mundo, especialmente las feministas que se callaron cuando sucedió el affaire Nevenka, que al fin y al cabo era una chica guapa de un partido despreciable, se lleva las manos a la cabeza, se rasga las vestiduras: ¡Inadmisible que el PSOE pacte con un acosador condenado en sentencia firme! ¡Monstruoso que, paradojas de la vida, se realice el día de la mujer trabajadora!

El análisis político es mucho más grotesco: nadie en la dirección regional y nacional, a excepción del inefable Oscar Superlópez, su muñidor, hoy en la cuerda floja, sabían lo que Samuel Folgueral y sus compañeros del PSOE ponferradino habían pactado, ni con quién. No habían escuchado los gritos en contra de algunos alcaldes leoneses, especialmente de la dirección local de León, los únicos que salen con cierta dignidad de este asunto, ni a la alcaldesa de Villablino, María Luisa Durán, o al anterior presidente del Consejo Comarcal, José Luis Ramón. Me olvido al alcalde de Peranzanes, el bueno de Vicente Díaz, que desde el primer momento se opuso con argumentos no morales sino democráticos, porque es una de las pocas voces libres que aún quedan en ese partido.

Ni Rubalcaba, que en ningún momento quiso hablar con los protagonistas, ni Villarrubia, presidente del PSOE en Castilla y León, que estuvo en Ponferrada para ser abucheado, se enteraron de nada; se enteraron y bien, pero o no pudieron hacer nada por evitarlo, lo que daña su autoridad en un partido que se desintegra, o hacen el paripé hasta que escampe, al estilo de la madre de Leire Pajín en Benidorm. Samuel Folgueral, recién llegado al PSOE, como muchos de sus compañeros de corporación, lo deja, sin importarle que en Ponferrada el partido quede al pairo y que algunos viejos militantes se hayan dado de baja. Ismael logra con ello una cruel revancha sobre un partido que fue, en gran parte, instigador de su condena: el PSOE ya no cuenta en Ponferrada.

Pero ni siquiera eso justifica este pacto, que en gran manera hay que entender como una venganza de Ismael Álvarez contra Carlos López Riesco, aunque ésta haya supuesto arrastrar por el suelo su nombre -¡luego se queja de que ya pagó pero no se olvida su delito, como decía amargamente en un programa de televisión!- y el de Nevenka, o el algunos se aseguren, en estos difíciles tiempos, un sueldo público, lo que no viene nada mal con lo que está cayendo.

En el apaño de la censura no se han presentado ni programas ni existe dinero para ejecutarlos; hay que buscar una excusa para esta moción e Ismael ya dio suficientes pistas en donde buscarla: la corrupción, asunto que está en el candelero en toda España. Si la moción de censura ha convertido a una pequeña ciudad de provincias en el centro del debate político nacional, el ventilador que la nueva corporación va a poner en marcha en busca de cualquier dato, por mínimo que sea, de mala gestión o de supuesta corrupción, harán de ella un vertedero de despropósitos, un muladar de insidias, un estercolero de noticias. ¡Pobre Ponferrada!