Hay apatía, y pocas ganas de acudir a las urnas, que Europa nos acercará el próximo domingo. Parece que las “europeas” son elecciones que no nos afectan y para poder justificar tal grado de pasotismo no es que busquemos culpables, si no responsables. La falta de responsabilidad y poco compromiso de los tres poderes que mueven este país unidos, el legislativo, el ejecutivo y el judicial, resulta tan indiferente a toda la sociedad que da hasta miedo. Se renuevan los procesos, pero no cambia ni la ley electoral por donde habría que empezar y tampoco los actores, los escenarios, los discursos y las demagogias. Da igual que sean generales, autonómicas, o europeas, como el caso que se nos avecina. Los rivales se enzarzan en juegos ridículos y llevan la conclusión de sus debates a tan trascendente conclusión para un país en ruina económica, como es, quien gana un debate electoral y quien dice más sandeces en 90 minutos.
Ahora que si Cañete, el de los yogures, es machista o no, y si se ha vilipendiado a la otra candidata por el hecho de ser mujer. Yo me pregunto, si se deben creer que somos tontas ó que cala en alguien, ese discurso trasnochado de que “no puedo discutir con usted porque al ser mujer si le digo algo fuerte que se interprete mal, me acusarán”…. Absurdo.
Absurdo seguir dando pábulo a un debate televisivo, de donde sólo se ha extraído semejante comentario. ¡Ya está bien!, que tenemos el país patas arriba y los que nos vigilan de cerca: Alemania, Francia, Reino Unido, Italia…, se ríen cada día de la carpa de circo que se monta en Madrid con funciones repetitivas por los cuatro puntos cardinales de España, que se sume en una crisis abismal, especialmente en lugares como nuestra comarca, el Bierzo donde no hay alternativa de nada. Y vienen los de la rosa y los del clavel, los del jazmín y los de la begoña, los de las azucenas, caléndulas y las amapolas… a contarnos cuentos para no dormir. Que les ayudemos a auparles a la gloria europea, pero sin tener claro para qué.
No está bien. Las cosas no están bien, para frivolizar y montar espectáculos. No hay ninguna emoción, no se llega al ciudadano. La sociedad circula por una nacional, y los políticos por autovía. Corren y no se detienen a mirar el paisaje que cada día asoma a sus puertas. Necesitamos un futuro, caminar al lado de las grandes potencias europeas, por méritos, pero con cambios. Hay que podar unas cuantas flores de esas silvestres que asfixian a la sociedad cada vez más alérgica, para poder facilitarnos el camino. Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial que no tienen en cuenta el pequeño detalle, al fin y al cabo el que cuenta para la gente de a pie. Pongo por ejemplo, entre muchos, el más directamente relacionado con las elecciones y es la obligatoriedad de formar parte de una mesa electoral.
Como siempre el sorteo ha hecho la pascua a muchos que trabajan o tenían otros planes, que tendrán que variar, en justa contrapartida con la democracia. Pero ¿no sería más fácil, poner a funcionar ese día a desempleados que necesitan trabajo y dinero, por poco que sea, para desempeñar el puesto?. Hombre no es la panacea, pero bien que les vendría. Eso nos lo preguntamos todos siempre, pero nunca hay respuesta. ¿Cómo pretenden que nos impliquemos?.
Al Legislativo, Ejecutivo y Judicial, les falta aprender los valores que Dumas reflejó en su novela “Los Tres Mosqueteros”… ¡uno para todos y todos para uno!, así se evitarían las estrepitosas cifras de abstención.