La del Castillo de Ponferrada es, junto al Arco del Reloj, la puerta más representativa de la capital berciana, y desde esta semana su aspecto se parece un poco más al que tenía en el siglo XV, cuando se edificó esta parte de la fortaleza. El nuevo puente levadizo que franquea el acceso al castillo permite una visión más aproximada a la que pudieron tener los señores de Lemos cuando llegaban a sus dominios, pero no hace tanto que esta puerta presentaba un aspecto bien distinto.
No en vano, desde finales del siglo XIX y a lo largo del XX se sucedieron varias transformaciones en la portada del Castillo. Como recuerda el director de los museos municipales de Ponferrada, Javier García Bueso, todo comenzó “cuando el foso empezó a ser invadido por diversas construcciones que se amparan en los muros y enmascaran la imagen exterior de la fortaleza”.
También el cuerpo de entrada sufre modificaciones desde principios del siglo XX. La más relevante, en 1914, cuando el entonces alcalde Aniceto Vega decidió derribar uno de los costados del puente de acceso (el derecho, visto desde la puerta) alegando que amenazaba ruina, lo que le valió una reprimenda del Gobernador de León por “atentado contra la cultura y el arte”.
Años después, cuando se intentó construir un campo de fútbol en el interior de la fortaleza, se hizo una rampa de tierra sobre la propia puerta de acceso que soterró el sótano donde se escondía el mecanismo del puente levadizo. Las ideas destructivas sobre el Castillo se acabaron en 1924, cuando el Estado lo declaró Monumento Nacional, aunque poco se hizo entonces por su recuperación.
Ya a mediados del siglo XX se construyó una escalera de cemento que daba acceso a la puerta principal del Castillo, y entre 1977 y 1978 el Ministerio de Cultura encarga al arquitecto Eduardo González Mercadé una nueva obra sobre la portada, que recupera el arco derribado en 1914 e incluye la rampa de acceso que conecta con la calle Gil y Carrasco por la que se accede en la actualidad.
Esa es la principal diferencia en la entrada al Castillo de Ponferrada actual respecto a la original, ya que como explica Javier García Bueso “el acceso era en línea recta y se ve claramente la alineación del puente siguiendo la estructura del lado izquierdo, que es la original”. Un puente que llegaría “un tramo más adelante que actualmente, hasta el falso terraplén que se generó a posteriori”.
Una visualización que quizá no sea fácil, ya que el propio García Bueso advierte de que “hay que tener en cuenta que la avenida del Castillo en este tramo constriñe y está muy encima de la fortaleza. Tenemos que pensar que el entorno era muy diferente, porque tampoco existían las casas que hoy están al otro lado de la calle”.
Un foso sin cocodrilos
Toda esta estructura del puente de acceso al Castillo servía para salvar el foso original, que rodeaba por completo la fortaleza, aunque poco se parecía a lo que estamos acostumbrados a ver en las películas: “Se trataba de un foso de tierra”, cuenta García Bueso, “a pesar de que la literatura y el cine nos traen a la cabeza fortalezas rodeadas de agua con temibles cocodrilos”. Un foso que también ha recuperado, al menos en parte, su aspecto original, pero cuya ‘ocupación’ también nos ha dejado un trocito de patrimonio.
En el siglo XIX, cuando se empiezan a construir casas adosadas a la muralla, también se pretende construir una escuela en las inmediaciones de la fortaleza, para lo que se traen piedras del monasterio del Carmen (donde ahora está el Albergue de Peregrinos). Finalmente, lo que se construyó fueron las cuadras públicas (1848), que actualmente albergan la Oficina de Turismo.
Con el inicio del Plan Director a mediados de los años 90 del siglo pasado se recuperó el foso que podemos ver en la actualidad y comenzaron las obras de rehabilitación que han devuelto a la vida al Castillo de Ponferrada permitiéndonos ver parte de lo que era originalmente, aunque como recuerda Javier García Bueso “lo fundamental en estas intervenciones es la conservación del edificio y es lo que se ha logrado con la obra en la portada. Ahora, cuando los visitantes lleguen -esperemos que lo antes posible-, el Castillo les esperará con las puertas abiertas y con este nuevo puente que facilitará su acceso a la fortaleza”.
Portadas del Castillo de Ponferrada a lo largo de la historia
Las imágenes para el collage de portada han sido obtenidas de: Catálogo Monumental de España, de Manuel Gómez Moreno, 1909 (superior izquierda); Winocio Testera, cedida por Javier García Bueso, circa 1920 (superior derecha); postal de Ed. Arribas, colección Biblioteca Municipal de Ponferrada, 1967 (inferior izquierda); postal de Ed. Arribas, colección Biblioteca Municipal de Ponferrada, 1979 (inferior derecha).